Por todo esto podemos llegar a preguntarnos ¿cuáles son los argumentos que pueden hacer cambiar la mentalidad de las empresas y pasar a ser más respetuosas y protectoras con el entorno?. A grandes rasgos podemos decir que dos: en primer lugar la legislación promulgada por la administración y en segundo lugar por el mercado. En la figura 1.1 se muestran las relaciones entre la empresa y su entorno.
Figura 1.1. Relaciones empresa-entorno
La insostenibilidad del modelo de producción occidental provocó una toma de conciencia hacia la protección del medio ambiente provocando reacciones por parte de dos agentes esenciales del mercado como son la administración y el consumidor. La reacción de la administración fue la de ir aumentando sin parar la legislación referente a la protección y conservación del medio ambiente. Sólo un dato representativo: en los últimos diez años, la Unión Europea ha dictado más de 300 normas de protección medioambiental que se han de añadir a las normas vigentes en cada país. Hoy por hoy y según las encuestas, la presión normativa todavía es el elemento de mayor peso en la toma de decisiones de carácter ambiental en la empresa.
La administración competente actúa en este campo advirtiendo a las empresas y legislando límites máximos de emisiones y vertidos y sancionando sus incumplimientos. No obstante, hay que reconocer que éste es un sistema frágil y delicado. Otra de las vías de actuación de la administración es la de incidir sobre el mercado, siendo éste el verdadero punto de referencia de las empresas. De esta forma se consigue que la administración regule de forma indirecta el mercado a base de intentar que los costes ambientales de la fabricación y comercialización de los productos se incluyan en su precio, de manera que bienes y servicios menos agresivos con el medio ambiente se encuentren en el mercado en una situación ventajosa con respecto a productos similares que contaminan mas o malgastan recursos.
Por lo que al mercado y a la opinión pública respecta, diremos que éstos funcionan como el verdadero motor de cambio de las empresas. Es por ello que cada vez la empresa cuida más los aspectos medioambientales, ya que se ha detectado un crecimiento considerable de la demanda de productos respetuosos con el medio ambiente. La reacción del consumidor es ir aumentando su nivel de exigencia basada en conocimientos medioambientales, no siendo una moda pasajera. Los consumidores más activos en este sentido son los que poseen un poder adquisitivo superior: es el segmento de mercado que marca la tendencia que más tarde influenciará al resto de la sociedad.
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